sábado, 3 de septiembre de 2011

Fin de verano


Empezamos septiembre, señoras y señores del jurado.  Se acaba el verano, fin. Otro menos que nos queda por vivir. En mi caso ha sido uno muy tranquilo. Más sano que los últimos que he vivido. Haciendo ejercicio mientras veía un capítulo de True Blood, cientos de Scrubs (otra vez), muchos de Ranma; o en su defecto películas (esta tarde volví a ver Rocky y madre mía como me gusta… pero solo la primera claro).
Curso nuevo vida nueva, porque creo que eso es lo que debemos decir los que somos estudiantes. Qué pasará esta vez? Piso nuevo? Sí. Carrera nueva? No. Amigos nuevos? Quién sabe. Chicas? Mejor dejemos el tema a un lado…
Empiezo el curso más solo que la una. Tan solo como he estado todo el verano. No digo que esté solo en el sentido de “o Ford, no tengo novia ni pillo con ninguna!”. No, esas quejas que hasta tú estás harto de escucharte, como intentando darte pena a ti mismo y lamentándote en plan deprimente y más cutre que un disco de Nirvana (con todos mis respetos y mi aprecio). Eso lo dices para compadecerte porque te da miedo la gente y lo que quieres es salir corriendo cuando tengas la oportunidad de cambiarlo.
Estás solo de la forma en la que… cómo decirlo? No percibes a tus allegados? La verdad es que es lo más parecido que he encontrado para decirlo, y lo reconozco: es muy cutre.
Me explico. Solo en el sentido de que estás rodeado de gente y no estás como si pertenecieras a ella. Te encuentras incómodo y echas cuatro risas en el momento adecuado, pero la verdad no te ves cercano a esas personas que realmente llevan unos cuantos años contigo. Lo peor es que, a mayores, crees que tampoco les importas. Ya tenemos una buena paranoia! No confías tanto en ellos, porque también crees que ellos ya no confían en ti y te tomas cualquier hecho como una señal de ello (y como no lo sacas de contexto). Así que ya estamos dando el primer paso para convertirnos en un jodido misántropo.
Aunque no todo queda aquí, por suerte. También están las tardes que pasas solo en casa odiando a los demás y a ti mismo. A ti por sentirte tan solo y a ellos como extensión de que se te da por sentirte solo y prefieres escuchar otra vez esos 5 segundos de canción de una de tus películas favoritas que te transporta durante ese tiempo a una fantasía en la que todo es mejor y no vives allí, sino en tu mundo imaginario, seguro y perfecto. Tienes esas fantasías todo el tiempo. Son distintas y todas tienen su banda sonora particular. Así al menos no te encuentras tan solitario, y te hundes en situaciones que no han existido ni existirán. Es cierto, qué mejor que la calidez de las relaciones humanas que un recuerdo trastornado o un sueño que no ha pasado?
Como tus expectativas son tan maravillosas, después apesta volver a la realidad y encontrarte con… eso. Así que te hundes más en tu cabeza. Joder, qué puntazo! Eso sí que es un “para que quiero a los demás cuando me tengo a mi mismo?”.  Y sigues y sigues pensado lo mismo y dándole vueltas mientras no tienes contacto con nadie porque ya no quieres verles. Eres peor que una novia despechada, joder…
Además también está la cuestión de que sí, te gusta ella; pero qué más da. Realmente no sabes si es cierto o simplemente es una ilusión porque te encuentras totalmente solo y llevas mucho tiempo estándolo. Aunque antes eso era lo que querías no?
Querías caldo? Pois toma dúas cuncas…

2 comentarios:

  1. Aquello de "a mí me pasa lo mismo" es tan repelente que me planteo no comentar.

    Ooops.


    Hola de nuevo, querido. Estuve por tierras gallegas. No sé de qué zona serás, pero da igual. Me encanta toda.

    ResponderEliminar
  2. Por azar, llegué hasta aquí y me quedo. Has sido demasiado empático como para rechazar tu blog. Un besote, Alex.

    ResponderEliminar