La historia continúa (III)

Aquella era una mano cálida, suave y sedosa; con un aroma a vainilla. Rob, levantó la cabeza para ver a esa chica, la que le estaba ayudando a levantarse. Llevaba una boina negra que no dejaba ver completamente sus cabellos pelirrojos. Unos ojos verdes, color sapo, con un brillo un tanto peculiar. Unas mejillas encarnadas que se notaban en una piel nívea. Su cuerpo era esbelto, no como una modelo; pero muy digno a la hora de mirar. Sus manos eran otra cosa. Esas manos con olor a vainilla, con dedos delicados que parecían estar hechos de cristal de Bohemia, frágiles.

Su ropa era algo diferente a la de Rob, antes de estar en un estado tan patético, pues llevaba una chaqueta de punto roja de mangas cortas, una camiseta blanca que ponía MC5 (un grupo de música más que desconocido para Rob) y un colgante ceñido al cuello de pequeñas caracolas de mar. Sus pantalones eran unos vaqueros que habían pasado tiempos mejores, con numerosos remiendos, y unas zapatillas estilo All Star pero de dudosa marca.

Una vez de pie, la chica; con una sonrisa, preguntó:

- Espero que no te hayas hecho daño, ¿estás bien? – con una voz algo atemorizada al ver a alguien con ese aspecto a esas horas.

- Sí, creo que sí… Solo se me ha arruinado una noche destinada a ser perfecta, con un gran concierto, y me duele todo.

- Vaya, ya entiendo: vienes del concierto de los Sex Pistols. Normal que estés así. No es muy recomendable ir bien vestido a un concierto de viejos alocados y con a saber qué metido en el cuerpo.

- ¿Los Sex Pistols? ¿Qué asquerosidad es esa? ¿Acaso es uno de “esos” grupos gay que salen ahora? Yo venía de ver a la reina del pop.

La cara de la chica cambió por completo: ¿de dónde había salido ese poyo para no conocer a los creadores del punk, y además ingleses?

- Tío, ¿no conoces a los Sex Pistols? Espera… ¡entonces tu vienes de ver a Madonna! Creo que voy a tener que lavar mi mano en alcohol después de haberte tocado. – dicho esto comenzó una carcajada en cara del pobre Rob (menudo día, y a mayores terminaba con alguien riéndose de su cantante favorito) – No te molestes, estaba de broma. Me llamo Annie.