sábado, 21 de noviembre de 2009

El niño de la camisa rosa II

Habíamos dejado al pequeño Rob con su “bonita” camisa rosa manchada por una paloma que hizo su buena obra diaria.

A pesar de este, sucio, contratiempo; Rob sacó su pañuelo bordado con su nombre, se limpió como pudo y caminó, si cabe, con más decisión a ese “conciertazo” de Madonna, su diva de la música, la musa que le susurraba los pensamientos impuros, típicos de la edad.

Atravesado el centro de la ciudad andando, el tráfico era horrible y casi todas las arterias estaban congestionadas como las de cualquier gran urbe cuando se celebra un concierto de tales magnitudes, Rob llegaría al estadio del equipo local donde se celebraría el concierto. Tras unas horas ya estaba en las primeras filas, a pesar de toda la gente que llegó antes (porque siempre están los chalados que montan su camping familiar para ir a un concierto). Por suerte para el chico la cagada de paloma comenzara a rezumar y la gente se apartaba de él, no porque se impusiera o atemorizara a fans de 40 años, sino por el hedor que desprendía esa camisa rosa.

Como Rob imaginara, el concierto sí sería para recordar: pero no por lo bueno. En un principio todo iba bien. La “diva del pop yanki” comenzó con su “superéxito” Like A Virgin, y Rob estaba casi para tener un sueño húmedo allí mismo, con toda la gente alejada de él por su mal olor. Una pena que las tres chicas con las cuales intentaría intimar se alejaran de él, por razones obvias, y la última chillaría y mandaría a su novio protegerla (normal, adolescente de 17 años, con camisa rosa manchada de mierda rezumante y sudoroso por todo un concierto, intenta ligar contigo desesperado por sus anteriores fracasos… no la culpo).

Al final el concierto, hay que decir que Madonna no lo izo mal, el balance de daños era el siguiente:

-Camisa, rosa, rota y maloliente.

-Ojo derecho morado y una fuerte contusión en el abdomen.

-Higiene personal negativa (que asco daba).

-Autoestima por los suelos, en negativo.

-Pérdida de audición de un 80% durante los próximos días.

Con una depresión de caballo que comenzaba a tomar forma, en los recovecos más oscuros y lamentables, de la ya de por sí lamentable mente adolescente, mientras caminaba en una extrañamente cálida noche en el norte de Inglaterra; los pensamientos suicidas sería cortados de forma tajante. Y todo de la forma más trivial triste posible, algo que en otras circunstancias sería la gota que colmaría el vaso. Ta ensimismado estaba el chico, que sin percatarse, un mal paso le izo tropezar con el bordillo de la hacer cuando cruzaba la calle. Esa caída de bruces, pero sin muchas consecuencias sumada a todo lo acontecido podría haber sido el detonante, pero por suerte una alma caritativa que rondaba esas calles y salía de uno de los pubs cercanos decidió tenderle la mano para ponerse en pie, probablemente, por el sentimiento de lástima que engendraba una visión como aquella. Eso sí sería un auténtico comienzo de algo para recordar.

2 comentarios:

  1. por si no fuera poco ir a un concierto de la diva del pop AMERICANA, eso. Espero que a Rob le vaya mejor todo en el próximo capítulo, y que se compre una camisa negra, que si se mancha se nota menos, normalmente :)

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  2. oye Hount, eres único destrozando autoestimas... XD pobre muchacho

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