miércoles, 28 de octubre de 2009

Inquisidor musical...

Las monedas de su bolsillo provocaban un ruido que enturbiaba la tranquilidad del corredor. Estaba asustado. Una gota de sudor recorría su frente. Su paso era inseguro. Y una desagradable sensación le oprimía el pecho, causándole angustia y sensación de asfixia. Ese peinado que tanto le había costado estilizar delante de un espejo, hasta de haberse hartado ver su propio rostro, estaba ahora despeinado; a causa de unas manos temblorosas y frías, cadavéricas.

Llegó al baño y abrió la billa para conseguir el agua más fría, refrescó la cara. Mucho mejor, ya empezaba a parecer otra persona, alguien decidido y confiado. No podía dejar que la situación se le escapara de las manos, era él; no le podía pasar. Era un maestro del engaño. Solo sería un lío de una noche. Tras el “rollito” si te he visto no me acuerdo, y no tendría que volver a mantener esas “incómodas” conversaciones. Pero como pudo, esa cualquiera, hablar así de música. Hereje… Ella debió de estar en la hoguera y no Juana de Arco.

Salió del baño, volvió a recorrer el mismo pasillo, con paso firme. Volvía a ser el mismo. Y mientras se dirigía a la, para encontrarse con ella; en aquel comedor de restaurante barato (pues era lo mejor que se podían permitir su bolsillos).

Se acercó a la mesa y se sentó, con esa sonrisa de conquistador irresistible. Con esos dientes tan perfectos que parecían hechos con regla. La miró y dijo:

-Lo siento, estaba algo mareado, pero ya pasó. Vaya, es fascinante; nunca había conocido a una fan tan acérrima de Tokio Hotel…

1 comentario:

  1. ajajajajajaja. cuanto daño ha hecho Tokio Hotel en este mundo.
    Pero él tiene lo que se merece, por utilizarla, merece escuchar chorradas sobre Tokio Hotel y hasta sobre Andy y Lucas... já
    XD.
    seguro que tu chica absorbe-galaxias-memoriza-enciclopedias-de-hard-rock anda por ahí buscándote también... :P

    ResponderEliminar