-Qué
propones?
-No
sé, ahora mismo no hay nadie en el baño…
-Eres
un cerdo, Álex.
-Soy
sincero, y lo sabes. Qué quieres que te diga?
El
local está lleno de adolescentes que van de aquí para allá, padres con hijos…
el Burguer King está repleto esa tarde, y cada mesa bulle de vida; desde la
pareja con problemas de peso que morirá próximamente de infarto, hasta el grupo
de quinceañeras arregladas que comentan el típico “quién se lió con quién tras
los vestuarios del pabellón del instituto”. Los niños gritan alrededor del
parque infantil y se escuchan de vez en cuando algún que otro grito del
mostrador llamando al pedido.
-Primero
me traes aquí… y ahora me dices que vallamos al baño?
La
chica que está delante con aspecto enojado se llama Mara, estudiante de derecho
y una de las mejores medias de la carrera. Alguien que tiene mucho más que
hacer que estar sentada en un Burguer King, cuando dentro de 8 años dirigirá su
propio bufete de abogados. Viste con clase y sus gestos son siempre elegantes.
Es buena conversadora y le interesa la actualidad, además de poseer el encanto
del sarcasmo usado en su justa medida, con una ligera retranca.
-Tranqui,
pequeña…
-Pequeña??
Con quien coño te crees que hablas?
-Con
alguien cuyo comportamiento está a punto de derivar en un escenita. Además
aquí? Jesucristo, si hay niños pequeños; no grites.
Le
guiña el ojo con una media sonrisa que se oculta tras una barba ligeramente
cerrada y un pelo peinado hacia atrás como lleno de gomina pero que estaba de
recién levantado de la cama. Camisa verde remangada y abierta y una camiseta
con un gran “You!” delante.
-Joder…
eres bipolar o qué coño te pasa?
-Si
quieres que lo sea lo soy. Ya sabes, ayer por la noche fui muchas cosas. Tu ya
me entiendes, porque me dejaste las espalda llena de arañazos.
-Cómo te atreves…?
Esa
cara de incredulidad y esa boca abierta le recuerdan a otra cosa.
-No
seas mojigata. Si eres una loba, eres una loba. Asúmelo, no te reprimas. Sabes?
Con esa cara me recuerdas a esa escena de “Cuando Harry encontró a Sally” y
ella finge un orgasmo en una cafetería. O a ayer por la noche!
Se
empieza a reír mientras ella, con un incontrolable temblor en el labio, no sabe
si gritar, correr, llorar o pegarle.
-Eres
despreciable… puta mierda!
Se
marcha con una lágrima en su mejilla derecha que resbala lentamente mientras
apura el paso entre niños que juegan entre las mesas.
Álex
coge el móvil mientras mira la media hamburguesa que le queda a él y las patatas fritas que dejó ella. Acto
seguido llama.
-Oye,
Nico. Ya lo hice.
[…]
-Sí,
venga. Ya le preguntarás mañana el caso es que me pagas las entradas para el
derbi y el viaje a Vigo para ver el partido.
[…]
-Si
lo hice es porque dijiste que no tenía huevos, porque de donde vino ella pueden
venir más y porque una entradas para un Dépor-Celta son demasiè! Veña, “deica,
meu”!
-Bueno…
al menos tengo comida gratis.
Dan ganas de pegarte.
ResponderEliminarsí, menos mal nunca hice ni haría algo así =)
ResponderEliminarTodos sois iguales. Hostias.
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