sábado, 6 de agosto de 2011

Verbena

Las torres de sonido inundan la pista cubierta con la música del escenario, mientras una tenue llovizna cae sobre el tejado de uralita. La pista cubierta reconvertida en una improvisada sala de conciertos está a rebosar con un público entregado a los embriagadores ritmos de la orquesta. Da igual que sean adolescentes pasados de alcohol o parejas de más de 65. Todos están entregados y disfrutan de la calidez del ambiente, sin dejar que la lluvia les estropee su noche de fiesta. Las luces de colores deslumbran a los asistentes creando junto una música atronadora un espectáculo atractivo y entretenido, lleno de colorido, baile y un sonido cautivador.

En primera fila está toda esa gente. Toda esa gente es esa gente que conoces, para bien o para mal. Con la mayoría casi no has hablado. A veces habéis coincido con otros, o simplemente fueron en tu curso en el instituto. En otras solo los viste por algún pasillo… porque realmente allí solo hay los que eran más pequeños que tu o simplemente los que no llegaron a terminar la secundario y no llegaron mucho más lejos. De todas formas para ti no hay muchos motivos para saludarles. Quizá alguno se acuerda de ti, y te saluda de forma animosa (casi como si fueras su colega de cañas del día a día) a la par que esbozas tu sonrisa más artificial y le saludas fingiendo que no lo habías visto. Da igual… seguramente pase un año hasta que os volváis a ver. Porque es cierto: en medio de ese estruendo que es lo más cercano que estará cualquiera de los presentes de ver una performance de Lady Gaga, mientras babean con la ropa ajustada y los sensuales movimientos de las cantantes; no sientes la obligación de tener que saludar a nadie. Qué más te da que quedes mal, como un borde o un desagradable? Ya te sientes suficientemente solo, en medio de esa barahúnda adolescente y con el alcohol corriendo por sus venas que salta, grita y baila. Porque da igual que estés rodeados de tus amigos, o de toda esa gente. Ya que estás solo. Sabes que no encajas allí. Ese no es tu sitio. No porque seas demasiado bueno para ello, sino porque no perteneces. No te encuentras cómodo. Los que te rodean no son de tu gente, y tus amigos están demasiado entregados como para percatarse de lo que ronda tu mente. En definitiva, que no estás en tu ambiente. No le tienes que dar explicaciones a nadie, porque solo piensas en marcharte y dormir acurrucado en tu cama.

1 comentario:

  1. Llevaba mucho desaparecido, sin escribir ni leer nada... pero ya echaba de menos esto =)

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