domingo, 9 de enero de 2011

Carretera

Sus manos agarraban con firmeza el volante. La adrenalina le recorría las venas, mientras que sus brazos se tensaban en cada recta y contraían en cada curva. Sus ojos fijos en el asfalto, no se permitían el lujo de pestañear. El puso estaba cada vez más debocado, y cada curva podía ser la última. Todo ello en una estado de euforia a la par que terror y le hacía sentir más vivo cada vez que estaba más cerca de la tumba. El coche se desplazaba casi pegado al asfalto. El rugido del motor de 6 cilindros Boxer, que ensordecía a la naturaleza que rodeaba aquella pequeña carretera secundaria en medio de la naturaleza. No había pájaros que graznaran, murmullo de hojas, ni el correr de un riachuelo. Todo ello quedaba tapado por ese motor que acababa de salir de la fábrica.

Mauro nunca pensó que un coche pudiera dar tanto placer, pero cuando has robado un Porche 911 y lo pones a toda potencia por carreteras secundarias en medio de la naturaleza cuando dejas atrás un día gris y tormentoso, embriagado por el olor del cuero de la tapicería… Es lo más parecido que Mauro ha vivido y pueda comprar al sexo.

Era una pena que aquel vendedor le dejara probar el coche, recién llegado de Alemania, a un joven desgarbado de 23 años, con 0 fondos, y demasiadas ansias de emociones fuertes. En la primera curva el vendedor terminó lanzado a través de la puerta, hacia una cuneta apozada con agua de lluvia. Robar un coche no era tan grave. Seguro que ese coche era para una muestra, nada especial, ningún encargo hecho por algún ricachón afincado en un paraíso fiscal. Sin embargo, ya solo el tacto de los asientos era excitante. Mauro sentía la más y más fuerza del motor trasero. Cada vez se sentía capaz de ir más allá y creía que debía probar los límites de aquella joya de ingeniería, y si salía vivo… ¿qué podría superarlo? Más y más: eso era lo que necesitaba ese joven de 23 años de pelo encrespado y con un pendiente de acero, una sonrisa burlona, y unos ojos negro azabache. ¿Qué más podía buscar un yonki de las emociones fuertes, que morir con estilo y de una sobredosis de adrenalina al volante de aquella belleza?

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