martes, 15 de diciembre de 2009

La tele, la odiosa tele

Recientemente, y recientemente significa hace pocos minutos, se me antojó ir junto mi padre al salón y sentarme un rato frente al televisor. Mi sorpresa sería cuando vi que emitían el programa de Risto Mejide, G-20. Todos conocemos a este personaje, probablemente la mejor idea del publicista que lo encarna o de un guionista de TV.

Todos sabemos, independientemente de que nos guste o no, que Tele 5 es la cadena telebasura por excelencia, con la programación del mundo rosa más lamentable y con personajes cuyas frases más recordadas serán: “Andreíta cómete el pollo”. Los hechos hablan por sí solos.

G-20 no iba a ser excepción (y en defensa diré que ya lo había visto anteriormente y de forma fortuita). No obstante, cabe plantearse si la citada ansia del morbo por el morbo, puede ser o no “levemente” defendible. Lo menciono por un hecho más que evidente: critican todo, absolutamente todo. Incluso a ellos mismos si con ello ganan audiencia. A pesar de que los propósitos sean meramente económicos, lo que significa el enriquecimiento para algunos o l pan de cada día para otros. La duda que me corroía era si este programa no podía ser constructivo al criticar aquello a lo que somos afines y con un poco de suerte nos demos cuenta de sus fallos, si por desgracia estábamos algo cegados, aunque ¿a qué precio? Toda esta parafernalia no quita que el programa siga siendo telebasura, en la cadena más apestosa del grupo más importante de ellas.

Pero cuando vi lo siguiente, eso sí que era esperpento en toda regla, ni el propio Valle lo habría soportado. Resulta que justo después de terminar de ver el programa de Risto, comencé a pulsar botones del mando frenéticamente pero de las forma más apática posible. Puso aburrimiento. Mis dedos, más traidores que Bruto, pusieron Popular TV. Curiosamente en el mencionado “pseudo-canal” estaban emitiendo un programa de análisis de noticias. No he visto tanta objetividad desde la última vez que vislumbré una noticia de El Mundo, me sangraron los ojos. Resultó ser que en la mesa de “debate” había cuatro sujetos, entre ellos el supuesto moderador con aspecto diarreico por sus continuas gesticulaciones, similares a las de esos momentos íntimos con nuestro amigo de porcelana. La verdad es que nunca he visto tal forma de falta de objetividad periodística, que decir de los cuatro pavos que echando sudores, por mor de los focos, solo podían criticar al gobierno o cualquier idea de izquierdas contando la información de tal forma que Larra se retorcería en su tumba echando espuma por la boca cuan chucho rabioso. Decir que se cargaban cualquier principio acerca de la ética periodística, es quedarse corto. El verbo violar podría ser más adecuado. Lo digo porque todos compartían opiniones de tal forma que parecían más que “compañeros de trabajo”. Seguro que el “trenecito” cogía buenas velocidades en la ducha. A mayores añadir, que todas las veces que he puesto de forma accidental esa cadena no he visto ninguna crítica al PP, y menos a Esperanza Aguirre. Seguro que nuestra particular Dama de Hierro les puso las correas corta, no vaya a ser que tengan demasiada libertad, el problema es que luego cuando a sus mascotas, o lacayos, les entre el apretón se cagarán encima de Espe. Es lo que tiene el hecho de mantener a los tuyos tan cerca. A pesar de todo he recordado que sí he visto a “periodistas” del mencionado canal, los políticos eran Rajoy y Gallardón. Ante todo, para terminar, decir un detalle: por algo esos hombres están en ese canal. Por algo ese moderador aparece en mesas de debate como esas, imitando la cara de Carlos Sovera y poniendo una voz estilo Matías Prasts con su toque personal de estirar los brazos y colocarse como si un largo palo hubiera entrado por su culo. Por algo esos hombres son invitados o analistas de ese programa y no están en 59’’.

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