lunes, 28 de marzo de 2011

Toca trabajar

-No quiero estudiar… prefiero morirme.

-Por qué te quejas? Si sabes que es genial estudiar esto.

-Sácate el palo del culo y vuelve al mundo real.

Un lunes por la tarde, uno tiene muchas cosas que hacer. La gente suele tener sus aficiones, intereses o simplemente les gusta echar la siesta para poder ir después de fiesta. En este caso estamos en un banco, primavera, y un sol radiante deslumbra a través de las escasas nubes que hay en el cielo de Santiago. El campus está lleno de vida y en un césped que no puede estar más verde los estudiantes se tumban al sol después de la comida. Las ramas de los árboles comienzan a mostrar las primeras flores con la incipiente llegada de abril y sus pétalos llenan el aire con las corrientes de viento, envolviendo a los estudiantes que van de un lado a otro. Pero en este caso, recubren con delicadeza a estos dos individuos de primero que descansan una comida de 5,40€ con dos platos y que dejaba mucho que desear.

-Álex, tienes que chapar. No sé porqué, pero últimamente estás hecho un vago.

Acaba de hablar un chico guapo. Puede medir casi 1,80. Tiene un pelo negro y bien peinado; corto. Una barba bien afeitada y una sonrisa que deslumbra. Facciones perfectas, y ojos verdes. Una camiseta. Unos buenos pantalones. Unos playeros caros. Un reloj de Armani. Ese es el chico que a simple vista, con su complexión atlética y su sonrisa, puede ligarse a cualquier chica. Ese chico se llama Edu, o Eduardo para ellas.

-Lo que pasa es que no me gusta estudiar. Es una mierda… mira qué día! Mira a las tías… ya empiezan a llevar esas camisetas de tiras que tanto me gustan. Es empezar la primavera y no sé qué me pasa. Pero cuando llegue el verano! Y quiero que llegue, y no estudiar estar mierda!

El niño que se queja es Álex. Al contrario que su amigo, lleva unos playeros que su padre le dio y que no limpia desde que su adre se los dio. Unos vaqueros que hace tiempo que ven una lavadora y una camia a cuadros azules que sigue el mismo camino. Si a esto le sumamos un flequillo despeinado que parece la versión rebelde del de Justin Bieber y una barba de pocos días... Dicen que las comparaciones son odiosas, y no puede ser más cierto. Porque la figura “semi” atlética de Álex poco puede hacer con la de su amigo.

-Pues ya que no te gusta la carrera déjala. Vente a medicina. Además, hay mejores chicas que medicina. Y siempre hay alguna que pasa consulta privada… ya me entiendes.

-No! Lo que pasa es que nos dan mierda! Y no pienso irme a medicina! Estoy bien como estoy.

La conversación se corta. Un grupo de chicas, todas ellas arregladas y atractivas, con esas camisetas de tiras que tanto le gustan a Álex se paran a hablar con Eduardo.

-Ves? Son de medicina. Yo no he visto a ninguna así en tu clase. Pero bueno, tampoco está mal… al menos no estás en matemáticas.

-Qué tiene de malo matemáticas? Si tienen el mejor comedor.

-Nada, niño… tu sigue en tu mundo. Mira, Álex; tienes que empezar a chapar enserio. A mí me gusta ponerme a estudiar, me apasiona.

-Porque eres raro de cojones. Solo digo eso. Cómo se nota que cuando vas a matizar con las churris no les dices que estudias casi 4 horas al día por placer. Eso no puede ser un puto hobby. Es antinatural. No, lo siguiente!

-Anda que sí, vamos a empollar esos libros.

Se levantan del banco y se encaminan a la biblioteca más cercana. Mientras las brisa primaveral les da en la cara y les hace recordad que cuando estén en las salas de lectura varios pisos bajo el suelo, ni podrás ver la luz del sol.

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