miércoles, 30 de septiembre de 2009

Cavilaciones

Hay muchas cosas que no entiendo y nunca entenderé. Este sentimiento de frustración me es habitual, por lo que casi puedo decir que estoy acostumbrado y en ocasiones reconfortado. No sabría decir cuánto me gustaría saber, por ejemplo, el por qué de mi idiosincrasia al hablar o por qué cuando digo algo sin pensar es “eso”. Una de las cosas que más me gustaría saber es por qué soy como soy. Pero por una parte prefiero no saberlo.

Esta pregunta que me formulo, sobre todo cuando estropeo una ocasión por culpa de mi lengua, siempre está sin respuesta. En esos momentos el malestar genera deseos de poder responderla, de cambiar, de ser diferente; e incluso mejor… Pero, ¿no sería eso ir en contra de uno mismo? Al final, a pesar de ser un obseso con ansias de saberlo todo, y siempre más que los demás, prefiero no hacerlo. No intentar responder esa pregunta de cómo soy, ya que si lo hago, lo haría con un fin: el cambiar. Esa nunca es una buena opción. Cualquier persona madura con una identidad formada, debe vivir con su forma de ser; aunque en ocasiones ello le perjudique. Porque si somos nuestras vivencias, amigos y todo lo que nos rodea; cambiar sería una traición, una traición a los nuestros, y lo peor de todo: a nosotros mismos.

1 comentario:

  1. a veces está bien cambiar algo de uno mismo que no gusta, no creo que sea una traición a uno mismo. lo que creo esque aunque seamos "así" (no sé si me entiendes, todos somos un poco "así" cada uno a su manera) la gente que nos quiere nos va a querer aunque seamos "asi", por eso me gusta tanto Nick Hornby :)
    no sé, creo que somos lo que somos porque lo elegimos, ¿no? Yo siempre quiero cambiar cosas de mí que no me gustan (como dejar de hablar tan mal de Antía, por dios!).
    En fin, quédate con que seas como seas te queremos igual :)
    y esto es porque te quejas cuando no te comento en todas las entradas!

    ResponderEliminar